miércoles, 7 de diciembre de 2011

EN MÉXICO COMO EN EL MUNDO, HOY MÁS QUE NUNCA, ¡EL SOCIALISMO ES EL FUTURO!


Aporte del Partido Popular Socialista de México al 13º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, Atenas, Grecia, diciembre 8 al 12 de 2011.


1.   Vivimos los estertores del sistema capitalista mundial.

La crisis del sistema capitalista mundial preside la actual situación internacional. No es una crisis que pueda resolverse con medidas de ajuste dentro del sistema, sino que es el sistema de la propiedad privada de los medios de producción y cambio el que ha llegado a la fase de su agotamiento, prevista por Marx, como resultado de la agudización de la contradicción principal del capitalismo entre el carácter social de la producción y la apropiación capitalista privada, como ya lo hemos examinado en anteriores encuentros. La crisis del sistema es la causa de las guerras que el imperialismo ha venido desatando e imponiendo en diversos lugares del mundo, y es asimismo la fuerza que impele a los capitalistas a agudizar su brutal agresión contra todos los derechos de la clase obrera y los pueblos, sus ingresos y su derecho a la vida, ya no sólo de los países capitalistas dependientes, sino ahora de las propias metrópolis imperialistas. Todo esto no es otra cosa que los estertores de un sistema decrépito y sin perspectivas de revitalización.

Pero la crisis insalvable del sistema de la explotación del hombre por el hombre, y de los pueblos por las potencias imperialistas, abre ante la humanidad el amplio horizonte de avanzar hacia la liberación, el socialismo y el comunismo. La lucha de clases, cuyo lugar más destacado corresponde a la clase obrera y, sobre todo, a su partido, está siendo una vez más y habrá de serlo con mayor fuerza y profundidad en el porvenir inmediato, el motor de la historia, ésa es nuestra responsabilidad.

2.   México y su contexto, latinoamericano y “tercermundista”.

México, desde los puntos de vista geográfico, histórico y cultural forma parte de América Latina y constituye la frontera –de 3,000 kilómetros de largo- de esta vasta región, con Estados Unidos, la potencia imperialista más poderosa y agresiva de la historia. El hecho de ocupar ese lugar, al extremo norte de entre todos los pueblos latinoamericanos, le ha permitido a nuestro pueblo conocer muy de cerca las “entrañas del monstruo”, como lo expresara José Martí¸ y por tanto desarrollar una conciencia popular antiyanqui y antiimperialista, de manera temprana. Ese nivel de conciencia asimismo le ha permitido desempeñar la función de trinchera adelantada y primer destacamento de combate de Nuestra América frente a la otra América, la intervencionista y saqueadora, la del capital imperialista, en momentos históricos cruciales.
Pero ser la primera trinchera de los pueblos latinoamericanos y estar en la primera fila de combate, también nos ha costado sufrir duros embates y padecer derrotas, así sean temporales. En este año en que se cumplen 20 de la caída de la gloriosa Unión Soviética frente a la contrarrevolución y el imperialismo, de igual manera se consuman 30 años, en el país de Juárez, Villa y Zapata, del momento en que la globalización neoliberal impusiera gobernantes sumisos a los dictados del capital financiero mundial –plasmados en el Consenso de Washington- que nos han traído gravísimos retrocesos en todos los órdenes.
El primer gobierno proyanqui y neoliberal de esta etapa, en efecto, fue el de Miguel de la Madrid, de 1982 a 1988, y de manera más profunda cada vez, todos los que han seguido: el de Carlos Salinas de Gortari, de 1988 a 1994; Ernesto Zedillo, de 1994 a 2000; Vicente Fox, de 2000 a 2006, y el actual y peor de todos, hasta hoy, de Felipe Calderón.
Como ya lo hemos reseñado, estos gobiernos, no obstante que provienen de partidos políticos distintos y en otro tiempo muy enfrentados, desde entonces siguen, en los hechos, un programa único: el del capital financiero y corporativo mundial. Empezaron por modificar la Constitución para que los gobiernos tuvieran la facultad de privatizar las empresas públicas, lo que no podían hacer de manera legal, y en el primer sexenio redujeron la participación del Estado en la economía de 45 ramas a 23, y de 1155 empresas, a sólo 412.

En el segundo sexenio se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con Estados Unidos y Canadá, (NAFTA, por sus siglas en inglés) que ha sido un instrumento muy eficaz hacia la anexión de México en condiciones de subordinación a la potencia imperialista. Se profundizó la apertura a capitales y mercancías que se había iniciado en el sexenio anterior; las privatizaciones avanzaron cualitativamente, con empresas estratégicas y de alta rentabilidad, como los bancos, la telefonía y la siderurgia. Se crearon las condiciones jurídicas para dar paso a lo que se llama la privatización furtiva de la industria eléctrica, al establecer la figura de los productores independientes en la Ley de Energía. Se dio muerte a la Reforma Agraria, al modificar el artículo 27 de la Constitución, dando paso al proceso de privatización de la tierra, a la pérdida de toda posibilidad de soberanía alimentaria y al brutal empobrecimiento de los campesinos mexicanos que, desde entonces, sólo han tenido, como perspectiva de sobrevivencia, la salida hacia el otro lado de la frontera como emigrantes indocumentados con todos los peligros a la vida y los múltiples atropellos a su dignidad, que conlleva, y se incorporó a nuestro país a la OCDE –el club de los ricos- sin que lo sea en modo alguno. Con la suscripción del NAFTA y el ingreso a la OCDE, se quiso desnaturalizar y descontextualizar a México, alejándolo de modo artificial de sus hermanos latinoamericanos y pretendiendo manipular la conciencia popular con la versión falaz de que la nuestra sería ya una economía “del primer mundo”.   
En el  tercer sexenio, se privatizó la comunicación satelital, los ferrocarriles, los puertos y aeropuertos y la aeronáutica; se entregó la banca al capital extranjero, español y yanqui, sobre todo; se crearon las Afores, mecanismo por el cual la seguridad social perdió su carácter solidario y pasó al régimen individualista, generando un rubro de alto lucro para el capital financiero internacional. El gobernante en turno, lacayo del imperialismo como todos los de esta época, Ernesto Zedillo, propuso modificar la Constitución para privatizar la industria eléctrica, pero fue derrotado en este frente por la movilización popular encabezada por el combativo sindicato de electricistas, pero en la que nuestro partido desempeñó una función muy activa. Además, ése fue el primer gobierno que asumió una política injerencista contra Cuba, plegada a Washington, que fuera llevado a posiciones extremas por Vicente Fox. Éste, cuarto de la época de los entreguistas desembozados, tan pronto llegó a la presidencia, retomó con toda la fuerza que pudo la propuesta de la privatización de la industria eléctrica en el texto de la Constitución (intento en el que igual que Zedillo, también fue derrotado), junto con otras iniciativas de línea neoliberal, que pasaron a ser llamadas “reformas estructurales”; continuó con las privatizaciones, apoyó a los gobiernos y fuerzas más reaccionarias de América Latina y el mundo, y dio paso a una corrupción escandalosa, cuyos principales beneficiarios fueron su mujer, Martha Sahagún, y los hijos de ésta. Dos partidos distintos: un programa único, idéntico, en ambos casos, que no es de ellos, sino de la OCDE, del FMI, del Banco Mundial y que, en sus lineamientos fundamentales, está plasmado en el Consenso de Washington.
3.   México y su realidad actual: condiciones objetivas para la revolución de liberación nacional que lo ponga en sintonía con los países del ALBA.
Felipe Calderón ha continuado por la misma ruta pero ha ido más allá: quiso imponer reformas jurídicas para privatizar el petróleo (pretensión que fue derrotada por el movimiento popular), militarizó el país con el pretexto de una “guerra contra el narcotráfico” irregular e ilegal, que acató por exigencia del gobierno yanqui, al mismo tiempo en que ha sido acusado de manera pública de estar aliado, en los hechos, con alguna de las más poderosas bandas criminales, a la que favorece, en tanto persigue a las bandas rivales, e incorporó elementos fascistizantes al trato gubernamental con las fuerzas populares; se ha ensañado contra los trabajadores y sus derechos, en especial contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, dejando a todos los trabajadores de este gremio en el desempleo por la vía de declarar “extinguida” su fuente de empleo, la paraestatal Compañía Mexicana de Luz y Fuerza, y contra el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana al que ha perseguido con saña. Se ha convertido en un pertinaz violador de la soberanía nacional al permitir la injerencia abierta de las policías y servicios de inteligencia de Estados Unidos en el territorio mexicano.
Por cuanto al modo de producción, nuestro país ha sido durante décadas y sigue siendo capitalista dependiente. Las fuerzas productivas materiales son similares a las de toda la economía capitalista globalizada, pero las relaciones de producción no son idénticas a las de un país capitalista-imperialista, sino más injustas todavía. Las deformaciones del capitalismo subordinado agudizan las contradicciones entre la clase trabajadora y la propietaria, por ejemplo, por el hecho de que un trabajador en México obtiene un salario por jornada de trabajo equivalente apenas a la décima parte de lo que obtiene uno en Estados Unidos o en la Zona Euro por un trabajo igual. Además, el abismo se va profundizando en la medida en que el saqueo económico imperialista hace que la acumulación capitalista se dé en su mayor parte en los países metropolitanos y en proporción mínima en los que están subordinados.
Pero todo el proceso de los últimos 30, ha profundizado nuestra dependencia y ha causado que en nuestro modo de producción capitalista-dependiente se cumpla de manera cabal la ley develada por Marx: las fuerzas productivas materiales de nuestra sociedad llegaron a una fase de desenvolvimiento en que entraron en aguda contradicción con las relaciones de producción existentes –y con su expresión jurídica, las relaciones de propiedad monopólico-imperialistas-, y se ha abierto una época de revolución social, proceso que también se agudizó como resultado de la reciente profundización de la crisis del sistema capitalista mundial.
En ese marco, el XX Congreso del Partido Popular socialista de México, celebrado en marzo de 2009, resolvió: “el partido todo tiene el deber insoslayable de empeñar todo su esfuerzo en la tarea urgente de contribuir a la construcción de las condiciones subjetivas para la revolución victoriosa de liberación nacional en México. Para tal fin, sus organismos de dirección y de base deben dedicarse con firmeza a la atención de los tres ejes enunciados: a) la creación del bloque político y social antiimperialista, a partir del movimiento de masas; b) el fortalecimiento de nuestro partido en todos sus aspectos, c) la insistencia en el camino de la unidad de todos los partidarios de una sociedad socialista y comunista.” De esta manera, nuestro país podrá vencer el rezago en que ha sido sumido en estas tres décadas y podrá ponerse en sintonía con el proceso de liberación que, en nuestro continente, llevan adelante los países de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos, ALBA, con Cuba Socialista y Venezuela Bolivariana, haciendo cabeza. Se trata de una posición plenamente coincidente con la tesis, que compartimos, de que “La liberación... puede venir solamente con el establecimiento de una alternativa real, el socialismo Ello requiere el fortalecimiento de las luchas antiimperialistas y antimonopólicas”, a la que se llegó en el 12º Encuentro, de Nueva Delhi.
4.   Avances en la construcción de las condiciones subjetivas y perspectivas.

En la tarea de fortalecer las luchas antiimperialista y antimonopólicas con rumbo a la liberación nacional y el socialismo, los comunistas mexicanos agrupados en el PPS de México hemos logrado avances alentadores, desde 1999, cuando el Frente Nacional de Resistencia contra la Privatización de la Industria Eléctrica logró impedir que el gobierno de Zedillo alterara la Constitución para privatizar la industria eléctrica, hasta hoy. El movimiento antiimperialista y antimonopólico de masas se ha ido desarrollando, aunque este proceso no ha sido lineal, sino que ha registrado altibajos. En lo cuantitativo, los brotes de resistencia estallan en todas partes del país de manera explosiva, teniendo como protagonistas a combativos sindicatos de la clase obrera, como los electricistas y los mineros, a maestros de escuela, campesinos y pueblos indígenas, entre otros diversos segmentos de la población. Y en lo cualitativo se registran dos pasos valiosos: uno consiste en que diversos núcleos de la lucha popular van llegando a la conclusión correcta de que es necesario combatir ya no sólo a los enemigos particulares de tal o cual sector, de una u otra región del país, sino a toda la dupla burguesía-imperialismo, lo que va permitiendo articular a todos esos brotes para que golpeen al enemigo de manera conjunta; movilizar a todos de manera solidaria en apoyo a los que en cada momento van teniendo la guillotina del gobierno sobre su cuello.
El otro paso valioso consiste en que los más importantes y combativos núcleos de trabajadores electricistas, mineros y docentes, entre otros, al fin van llegando a la conclusión justa de que la lucha economista no basta, sino que es indispensable la lucha política para echar del poder a la dupla burguesía-imperialismo, y que el instrumento adecuado de ésta no es otro que un partido político, que no puede ser ninguno de los partidos burgueses desembozados, ni los socialdemócratas. En este contexto, nuestro partido ha venido apoyando e impulsando, sin sectarismos, el proceso de organización de un partido obrero y popular, por la liberación nacional y la emancipación social que está llamado a ser nuestro aliado natural en la actual etapa de lucha. Este partido, cuyo nombre por hoy es el de Organización Política del Pueblo y los Trabajadores, OPT, tuvo su Congreso Constitutivo en agosto pasado, y tiene como núcleo a los trabajadores electricistas, mineros y maestros, los más combativos y enfrentados a los gobiernos proimperialistas.
Por otra parte, se ha consolidado la perspectiva que hemos venido impulsando, de desplegar la lucha electoral con una fuerza antiimperialista y antimonopólica muy importante, cosa que, como ya hemos apuntado, no había sido posible en los procesos de 2000 ni 2006, ya que la destrucción causada por la ofensiva neoliberal nos había dejado sin poder utilizar ese frente de lucha, pues a nuestro partido se le canceló el derecho a participar en las elecciones nacionales y regionales, al arrebatarle de manera arbitraria el registro electoral, y al no existir en toda esa etapa otras fuerzas que pudieran merecer una alianza con un partido de clase, como el nuestro; tampoco un candidato con prestigio y con definiciones que lo pusieran más allá de la complicidad de los socialdemócratas, en un plano equiparable al que se da en Venezuela o Bolivia, por ejemplo.
Pero hoy existe un candidato con ese perfil, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, quien ya aspiró a la presidencia de México en 2006, logrando una muy alta votación, tanto que la diferencia entre el oficialmente ganador, Felipe Calderón, y AMLO fue de menos de medio punto porcentual, y esto luego de graves irregularidades. Lo más importante, desde el punto de vista de la lucha por la liberación nacional respecto del imperialismo y con vista al socialismo, es que López Obrador ya no es el mismo personaje que fue entonces. Evolucionó para bien, convirtiéndose en enemigo de los instrumentos que el imperialismo impone a los pueblos del mundo. Su notable cambio se debe a que durante estos cinco años recorrió el país palmo a palmo, fue a todos los barrios, incluso los más humildes, habló de manera directa con los campesinos y los obreros, con los indígenas y con todos los sectores de la población, y ese intercambio, con un pueblo que a su vez ha ido desarrollando su conciencia antineoliberal, causó sus efectos, los ya señalados.
De esta manera, AMLO pasó de ser un socialdemócrata como hay muchos, a un individuo convencido de la necesidad de luchar contra los principales instrumentos del imperialismo hoy, que lo son la ideología y las políticas neoliberales. Con ese cambio, perdió clientela electoral entre la pequeña burguesía, pero acrecentó sus vínculos con los sectores más populares y combativos, y sigue disfrutando de un enorme poder de convocatoria, lo que lo hace un candidato que podrá reunir una copiosa votación y disputar la victoria. Dado ese valioso cambio cualitativo, nuestro partido, que no lo apoyó en 2006 y que explicó al pueblo que si bien era el candidato menos malo, tampoco merecía el voto popular, ahora lo apoya la estimar su actual cercanía a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo; sin embargo conscientes de que no es un comunista ni mucho menos, al apoyar su candidatura, lo hacemos con un programa distinto al suyo, con coincidencias importantes, pero con reivindicaciones muchos más avanzadas.

Resumiendo, podemos afirmar que las luchas antiimperialistas y antimonopólicas en México han avanzado de manera substancial y todo indica que seguirán por ese camino victorioso, por la Segunda y Definitiva Independencia de México, por nuestro enlace firme con los procesos revolucionarios que se vienen dando en América Latina, y con rumbo al socialismo.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Joan Josep Nuet, Secretario General del Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC), fue electo diputado al Congreso de España

Estimados camaradas:
Nos complace la noticia de que el camarada Joan Josep Nuet, Secretario General del Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC), ha resultado elegido diputado al Congreso de España en las elecciones celebradas ayer 20 de noviembre, y así también por el importante avance electoral del PCC y de la coalición de Izquierda Unida, que ha obtenido 11 diputados, en tanto que en 2008, tenia solamente 2.
La activa, certera y abnegada participación de los comunistas en todos los frentes de la lucha, en Cataluña, en España y en el mundo entero, es indispensable, sobre todo en las actuales condiciones de agudización de la crisis del sistema capitalista mundial y de la intensificación de la agresión de éste contra la clase trabajadora y los pueblos del Orbe, que ya no sólo se expresa con toda su violencia contra las zonas periféricas de ese oprobioso sistema, los países capitalistas dependientes, como México y la gran mayoría de los de América Latina, sino también en los núcleos de poder del imperialismo, como Estados Unidos y la Unión Europea.
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva la clase trabajadora del mundo!
Partido Popular Socialista de México.
Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Presidente; José Santos Cervantes, Secretario General.

lunes, 24 de octubre de 2011

POR VEINTEAVA OCASIÓN LAS REPRESENTACIONES DEL MUNDO REPUDIRÁN EL CRIMINAL BLOQUEO YANQUI CONTRA CUBA.

Ciudad de México, a 24 de octubre de 2011.



Mensaje solidario al pueblo de Cuba,

A su gobierno revolucionario,

Al hermano Partido Comunista de Cuba:



La Asamblea General de las Naciones Unidas en breve abordará por veinteava ocasión el tema del bloqueo que Estados Unidos impone a Cuba, y lo condenará, no nos cabe duda alguna. El hecho en sí es indefendible. Vulnera los principios fundamentales de la convivencia entre las naciones: la autodeterminación de los pueblos y la no intervención. Viola diversas normas del derecho internacional vigente. Agravia a todos y cada uno de los integrantes del pueblo cubano, ya que a todos ellos les causa daños materiales, degrada sus condiciones de vida y afecta su bienestar. Es decir, quebranta los derechos humanos de primera, segunda y de tercera generación, es decir, tanto los individuales, como los sociales y los derechos de los pueblos.

Por eso nadie en el mundo los defiende. Apenas el gobierno cómplice por excelencia de Washington, Israel, es el único que desvergonzadamente lo sigue. No podría ser de otra manera, ambos comparten el baldón de ser, a los ojos de los pueblos del mundo, los campeones del terrorismo de Estado a nivel internacional, los punteros en la violación del derecho entre las naciones, los más activos transgresores de la autodeterminación de los pueblos, los agresores por antonomasia. Apenas Israel vota con Estados Unidos, y acaso algún minúsculo Estados satélite, carente de soberanía, en los hechos.

El monto de las pérdidas materiales ocasionadas a Cuba por el bloqueo norteamericano, se acerca al billón de dólares (un millón de millones); se incrementa el número de empresas de los más diversos países del mundo sancionadas por el gobierno yanqui, debido a su interés por vincularse a la economía cubana, a lo que siempre hay que sumar los  tremendos costos humanos que el criminal bloqueo significa.

A pesar de esa infame determinación política del imperio, en cinco décadas, Cuba, gracias a la Revolución que la independizó no sólo en lo formal, sino de manera plena, se ha convertido en una potencia científica, entre otros en el campo de la medicina, donde ha logrado avances trascendentales para beneficio de su pueblo y los ha puesto al servicio de la humanidad.

La Revolución socialista, al liberar a Cuba de la dependencia y a su pueblo de las cadenas del capitalismo, tiene entre sus logros la existencia de una sociedad que se caracteriza por la solidaridad y la fraternidad, muy distinta del exacerbado  individualismo y la deshumanización que el capitalismo impone.

Además, ha vencido innumerables obstáculos, uno de los más grandes sin duda es el referido a este bloqueo impugnado y repudiado por las representación de la casi totalidad de países del mundo, durante veinte años consecutivos.

A pesar de la insistencia imperialista de tratar de impedir el desarrollo económico y social de la Isla, el pueblo cubano y su gloriosa revolución se mantienen en pie y avanzan, superando adversidades jamás imaginadas; han resistido periodos difíciles y a pesar de los múltiples problemas que enfrentan, tienen ante ellos una muy amplia perspectiva para seguir construyendo el socialismo.

Por todo lo señalado, nos es muy grato expresar a ustedes nuestra inconmovible solidaridad.

¡Viva la Revolución Socialista!

¡Viva la solidaridad entre los pueblos del mundo!

¡Vivan los principios fundamentales la autodeterminación y la no intervención!

¡Viva Cuba! ¡Viva México!



Por el Comité Central,

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Presidente.

José Santos Cervantes, Secretario General.

jueves, 20 de octubre de 2011

¿Cuáles son los elementos para el análisis de la situación concreta?

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo
  
El análisis de la situación concreta no es un mero señalamiento de los problemas que aquejan a la clase trabajadora y al pueblo hechos con descuido de la relación causa-efecto, sino que de debe seguir una cierta metodología, de lo general a lo particular. Debe considerar sobre todo estos aspectos:

A)   El contexto mundial, en lo económico, político y social, con los objetivos de tener claridad sobre los rasgos determinantes de la época y del momento histórico en general; precisar las principales contradicciones, determinar la correlación de fuerzas imperante y las tendencias, teniendo en cuenta que las condiciones internacionales no son determinantes pero sí inciden sobre lo interno, a veces con un peso muy importante.

B)    Dentro del contexto general internacional, es necesario detenerse, en el caso nuestro, en el particular el de la región latinoamericana y caribeña, pues formamos parte de ésta y compartimos numerosos factores de orden histórico, económico, político, social y cultural, con los demás pueblos de la región, lo que hace que la incidencia del ámbito regional sobre el acontecer nacional tenga una significación destacada.

C)   La situación nacional, también en las esferas de la economía, lo social y lo político, examinando las principales contradicciones; a los aliados viables de la clase trabajadora, así como a sus adversarios; valorando la correlación de fuerzas en lo general y también en aspectos particulares que puedan ejercer una influencia decisiva por cuanto a una u otra forma de lucha, como por ejemplo, los instrumentos con que cuente la clase obrera en el momento concreto y los que disponga el enemigo, los grados de organización y experiencia de unos y otros, etc.

Todo esto debe examinarse no como algo estático, sino visto en su dinámica, en movimiento constante que es el resultado del antagonismo de fuerzas que están en oposición y combate permanente en todas las esferas del universo, la vida y la sociedad.

Un buen análisis de la realidad concreta desemboca en la correcta identificación de las formas de lucha más adecuadas para ese momento concreto. Dichas formas pueden mantener su eficacia por un periodo más o menos extenso; esto depende de la dinámica de los cambios, a veces relativamente lenta y otras, muy veloz. A veces hay la necesidad de cambiar de manera rápida unas formas de lucha por otras. Un ejemplo de una época de variaciones centelleantes fue el caso concreto de Rusia hacia finales del siglo XIX y en los primeros años del XX, cambios que enumera Lenin en el mismo trabajo que al que nos referimos en el artículo anterior, que titulamos "El marxismo, la multiplicidad de vías de la lucha revolucionaria y el propósito del análisis concreto de la realidad":
Primero, las huelgas económicas de los obreros (1896-1900), después, las manifestaciones políticas de obreros y estudiantes (1901-1902), las revueltas campesinas (1902), el principio de las huelgas políticas de masas combinadas de diversos modos con las manifestaciones (Rostov 1902, las huelgas del verano de 1903, el 9 de enero de 1905), la huelga política en toda Rusia con casos locales de combates de barricadas (octubre de 1905), la lucha masiva de barricadas y la insurrección armada (diciembre de 1905), la lucha parlamentaria pacífica (abril-junio de 1906), los alzamientos militares parciales (junio de 1905-julio de 1906), las sublevaciones parciales de campesinos (otoño de 1905-otoño de 1906)[1]



[1] V. I. Lenin, La guerra de guerrillas, en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/30-ix-06.htm.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El marxismo, la multiplicidad de vías de la lucha revolucionaria y el propósito del análisis concreto de la realidad.

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.

El maestro de la estrategia y la táctica revolucionarias, por excelencia, Vladimir Ilich Lenin, que tanto aportara al rico acervo del pensamiento marxista, patrimonio común de los revolucionarios de todas las latitudes, al dejar establecido que “el marxismo admite las más diversas formas de lucha”[1], e insistir en que “no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha”[2], precisaba que era necesario decidir cuál de todas es la más conveniente en cierto momento –o cuál combinación-, y cuáles podrían ser inútiles o hasta contraproducentes.  Y para esto es necesario recurrir al análisis concreto de la situación concreta, nunca a las generalidades ni a las similitudes solamente, pues formas que son inconvenientes en cierto momento histórico, en otro, y bajo otras condiciones, pasan a ser útiles y hasta preferibles respecto de otras. Lenin también dice textualmente que “el marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo”[3], entre otras razones, porque “no liga el movimiento a una sola forma de lucha”[4], y concluye su argumentación con este categórico aserto: “Plantear esta cuestión fuera de la situación histórica concreta, significa no comprender el abecé del materialismo dialéctico”.[5]

El mismo genio que dirigió la Gran Revolución Socialista de Octubre da ejemplos de formas diversas de lucha que fueron seleccionadas en un momento dado y abandonadas después, sustituidas por otras, como resultado del análisis concreto de la realidad del momento: en la década de los setentas del siglo XIX, dice Lenin, la huelga general era justificadamente rechazada por la socialdemocracia[6] como una “panacea social, como medio para derribar de golpe a la burguesía”[7], mas sin embargo, en otro momento concreto y otro contexto, luego de analizarlo con exactitud, la misma organización “admite plenamente la huelga política de masas (sobre todo después de la experiencia rusa de 1905) como uno de los procedimientos de lucha, indispensable en ciertas condiciones”.[8] También cita Lenin otro caso, refiriéndose a la lucha de barricadas que, dice, era aceptable en la década de los cuarentas del siglo XIX; fue rechazada por inconveniente a fines del mismo siglo, y nuevamente aceptada hacia 1905-06 dado que las circunstancias habían vuelto a cambiar.

Al escribir el texto que venimos citando, La guerra de guerrillas, Lenin testifica que en aquel momento, en Europa Occidental, quienes se guían por el pensamiento marxista ven “el parlamentarismo y la lucha sindical como las principales formas de lucha; en el pasado reconocían la insurrección” y están enteramente dispuestos “a reconocerla [otra vez] si la situación cambia” de nueva cuenta, en ese sentido[9].

La misma tesis respecto a la justeza general de todas las formas de lucha, pero a la vez, la necesidad de seleccionar de entre ellas por medio del análisis concreto de la situación concreta, fue sustentada por los fundadores del pensamiento marxista, Marx, Engels; también por Lombardo, el gran pensador mexicano, y, en general, por todos los que se han guiado y se guían por el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, con sustento sólido. Para los fines de este trabajo no es necesario abundar más, recurriendo a citas concretas de éstos y otros autores.



[1] V. I. Lenin, La guerra de guerrillas, en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/30-ix-06.htm.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.
[6] La socialdemocracia era en ese momento la fuerza política más avanzada de entre todas, la que abrazaba y desarrollaba el pensamiento marxista y luchaba por las transformaciones profundas de la sociedad, aunque más tarde abandonaría esa posición para convertirse en un lastre, en una retranca de la lucha revolucionaria, y acabar, en nuestro tiempo, poniéndose al servicio del propio capital imperialista y en ejecutora de las políticas neoliberales.
[7] Lenin, La guerra de guerrillas, op. Cit.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.

jueves, 6 de octubre de 2011

LÓPEZ OBRADOR, EBRARD Y EL RIESGO DEL DESPOJO.

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.
El domingo 2 de octubre Andrés Manuel López Obrador declaró que “no podría ser candidato si no cuenta con el respaldo de las fuerzas progresistas del país”, puesto que “jamás pasaría por encima de [sus] ideales y principios”, que es lo que estima “más importante en su vida”. Dijo también que “el candidato presidencial de MORENA será quien esté mejor posicionado” entre el propio López Obrador, dirigente y fundador del MORENA, y Marcelo Ebrard, que no es miembro del mismo.
Los antecedentes que complican el asunto están en que ambos son formalmente, todavía, miembros del PRD, y éste partido es el que ha insistido en que su candidato a la presidencia será quien esté mejor posicionado, y ha agregado que tal cosa se dirimirá por medio del método de las encuestas, cuestión en la que, de igual manera, enfatiza Ebrard.
Como sabemos, este último acaricia la perspectiva de dejar fuera de la contienda a AMLO por tres razones:
A)    Los medios de comunicación de masas, y las televisoras en primer término, detestan a López Obrador, a quien desde hace largo tiempo le declararon una guerra sin cuartel, demostrando que están dispuestas a toda clase de marrullerías con tal de cerrar el paso a su candidatura y ulterior victoria. Se trata de empresas que hoy en día juegan un papel crucial en la tarea de proyectar una imagen favorable o desfavorable de los aspirantes, lo que se traduce en ganar o perder las simpatías de los amplios sectores despolitizados y manipulables de la población. Así que éstos redoblarán su campaña de desprestigio contra AMLO para incidir de manera artificiosa en los resultados de la pretendida encuesta.
B)    Ebrard mantiene un perfil aceptable para el poderoso sector de la gran burguesía local apátrida, subordinada al imperialismo, y para la todavía más poderosa burguesía imperialista, sectores frente a los que se ha esforzado por mostrarse servil. Esto significa que aun cuando Ebrard no sea de entre todos los candidatos quien les despierte la mayor simpatía –como es el caso de Peña Nieto, su primera opción, o de cualquiera de los del PAN, en segundo término- de cualquier manera lo preferirán con mucho sobre el para ellos aborrecible y hasta peligroso López Obrador.
C)    Ebrard tiene a su alcance recursos materiales, publicitarios y de organización de muy importante cuantía que devienen del puesto público que desempeña y que viene desplegando de tiempo atrás, con los que no cuenta López Obrador. 
Por otra parte, está muy claro que Ebrard y López Obrador no significan lo mismo ni sus gobiernos serían iguales.
Ebrard, igual que los del PRI y el PAN es partidario de las privatizaciones –aunque tal vez no tan desorbitadamente- y en su ejercicio promovió la del servicio público del suministro de agua potable, con variadas modalidades.
En el tema laboral, el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media y Superior, SUTIEMS, ha tenido conflictos agudos con su gobierno y, con esa experiencia, lo califica de neoliberal, y no hace distingos respecto de las figuras de los otros partidos citados.
Por cuanto a su trayectoria política, ha estado ligado a Manuel Camacho Solís de manera estrecha, como discípulo y colaborador. Su relación viene de tiempos anteriores, pero lo más destacable empieza cuando fue Secretario General del Distrito Federal y, por ello, segundo en el mando, mientras Camacho fue el Jefe del Departamento del D. F. Vino luego el episodio en que Salinas designó a Luis Donaldo Colosio candidato del PRI a la presidencia, con lo que agrió la que hasta entonces había sido su entrañable relación con Camacho, que ambicionaba el puesto. Éste renunció a su posición en el D. F. –seguido por Ebrard- y como premio de consolación recibió el de Secretario de Relaciones Exteriores, donde su amigo y discípulo fue nombrado Subsecretario.
Poco después vino aquella turbia sucesión de hechos nunca clarificados hasta hoy, cuando Salinas amenazó de manera apenas velada a Colosio con que el PRI revocaría su candidatura, pues éste empezó a expresar juicios que encolerizaron al gran impulsor del neoliberalismo[1], y para dar fuerza a su amenaza fraguó designar a Camacho Coordinador para el Diálogo en Chiapas, donde tendría plena potestad para las negociaciones con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fungiendo el Obispo Samuel Ruiz como mediador. Con el nombramiento, Camacho recibió los enormes apoyos de los que puede echar mano un presidente poderoso, como lo fue Salinas, para que el negociador de la paz se convirtiera en el personaje más destacado por la televisión y la prensa en un intenso período de implantación pública de su figura, muy por encima de todas las demás, sobre todo por encima del candidato Colosio. En esta etapa, Camacho obtuvo las ocho columnas un día y otro en casi toda la prensa nacional, encabezó los noticieros electrónicos todos y dictó diariamente conferencias de prensa ampliamente publicitadas, en tanto que a Colosio se le relegaba a notas de pocas líneas, perdidas en las páginas menos visibles de la prensa y los pocos comentarios en televisión eran para insistir en el eslogan de que “su campaña no despertaba entusiasmo ni tomaba fuerza”. Para completar la manipulación, se dio amplia difusión al hecho de que el nombramiento de Camacho, contenía un tecnicismo por el cual se le habilitaba como factible relevo en la candidatura del PRI[2]. También en esta ocasión Ebrard siguió a su mentor y amigo a San Cristóbal de las Casas, en cuya Catedral se realizaron las pláticas para la paz.
Más tarde, Camacho fundó un partido al que dio el nombre de “Partido del Centro Democrático”, PCD, y fue el único candidato presidencial que éste llegó a postular en su corta vida[3], y Ebrard fue el candidato a Jefe de Gobierno del D. F. por la misma agrupación.
Ebrard también llegó a diputado por el Partido Verde Ecologista, pero al poco tiempo renunció a seguir formando filas en su grupo parlamentario y se declaró “independiente”.
Al margen de las particularidades, Marcelo Ebrard, desde el punto de vista partidario, ha estado vinculado con el PRI –y dentro de éste formó filas en la corriente de Salinas-; luego fue figura destacada del PCD, después se ligó al PVEM, y más recientemente al PRD, del cual es aspirante presidencial.
Respecto a su relación con Camacho, ha sido estrechísimo colaborador suyo y hombre de toda su confianza. Jamás se ha sabido de alguna ruptura o distanciamiento entre ambos. Tampoco ahora hay alejamiento alguno.
Sobre su formación ideológica, cursó la preparatoria –etapa de la vida en la que se suelen adquirir y consolidar los fundamentos que guiarán la conducta- en la Universidad La Salle, de carácter confesional, que postula “la formación Humana y Religiosa”. Parco en el manejo de ideas de fondo, no se sabe mucho más acerca de cuáles principios pudiera enarbolar en su vida pública, si es que asumiera algunos. Lo que sí es evidente, es el pragmatismo con que se conduce como norma.
En síntesis, la diferencia entre un gobierno de Ebrard y uno del PRI o del PAN estribaría principalmente en que las privatizaciones que hiciera, las reformas antiobreras y concesiones al capital extranjero que llevara a adelante, en fin, todo el conjunto de acciones neoliberales que realizara, procuraría “compensarlas” con apoyos a la tercera edad, a las madres solteras y a otros sectores desvalidos, que hicieran algo llevadera su penosa existencia. Estaríamos, por tanto, ante un gobierno neoliberal-asistencialista, que no variaría lo esencial del neoliberalismo –o lo que es lo mismo, de la sumisión a los intereses del gran capital imperialista- aunque éste mitigaría sus consecuencias por lo que hace a los grupos y sectores más lastimados por ese paradigma depredador.
Sus diferencias con el López Obrador de nuestros días son enormes. Lo que se refleja en los compromisos públicos que cada uno de ellos viene formulando, en la composición clasista de las fuerzas en las que uno y otro sustenta sus aspiraciones, y, en la composición de las alianzas que cada quien ha venido forjando, entre otros aspectos. Ebrard garantiza la continuidad del neoliberalismo y el completo sometimiento al decálogo del Consenso de Washington, que tantas calamidades le ha causado a la nación y al pueblo de México, en tanto que AMLO abre la posibilidad de que demos los primeros pasos hacia la ruptura con el neoliberalismo, por lo menos en algunos de sus ejes fundamentales.
Por eso, al Partido Popular Socialista de México le preocupa el asunto de que esos dos personajes, tan distantes en los hechos, hayan de dirimir quien queda eliminado desde ahora de la contienda presidencial por la vía de decidir cuál de ellos está “mejor posicionado”, y peor si esto se dirime por medio de una o varias encuestas que, como lo ha planteado el partido fundado por Vicente Lombardo Toledano, “pueden ser muy engañosas, dependiendo de muchos factores: con qué metodología y quién las levanta; a quiénes se consulta y a quiénes se ignora…”; qué incidencia puedan tener las empresas televisivas manipuladoras de la opinión “de sectores numerosos de la población”; qué fuerzas de la derecha “puedan movilizar opinantes o votantes, según el caso, con el fin de distorsionar los resultados, y mil detalles más”. “…Las fuerzas interesadas en “cargar los dados” en las anunciadas encuestas, no nos cabe duda que son las mismas que ya en ocasiones anteriores actuaron contra usted y contra otras candidaturas avanzadas en momentos clave”, sigue diciendo el Comité Central del PPS de México en una carta abierta dirigida a López Obrador, en la que también advierte que “…sería verdaderamente lamentable que le arrebataran a usted una candidatura que alienta esperanzas de iniciar el camino hacia la reconstrucción del país, en favor de los trabajadores y el pueblo, y quedaran en la contienda sólo elementos neoliberales con diversos matices.”
Pareciera que el experimentado dirigente y aspirante presidencial está frente a un grave desafío que puede traducirse en que le arrebaten, a la mala, la candidatura, lo que en los hechos marginaría del proceso electoral a muchos millones de mexicanos, que igual que el PPS de México, bajo circunstancia alguna apoyaría la candidatura de Ebrard.
Ciudad de México, a 6 de octubre de 2011.


[1] Aunque ya en varios discursos y declaraciones había formulado críticas a las políticas neoliberales, que Salinas impulsó con gran vigor, el discurso que Colosio pronunció el 6 de marzo de 1994 en la celebración del aniversario del PRI ha sido considerado como el de la ruptura definitiva entre ambos personajes. En esa ocasión, Colosio, tomando franca distancia de Salinas, declaró que lo que él veía era un México agraviado, en crisis y con profundas desigualdades sociales, lo que el todavía presidente sin duda estimó como una descalificación insultante a su gobierno, que él quería presentar como “modernizador” y como modelo que debiera seguirse al pie de la letra, actitud en la que insiste hasta hoy en día.
[2] Puesto que para ese momento había vencido el plazo constitucional para que un funcionario público que opte por una candidatura, renuncie o pida licencia, el tecnicismo que se incluyó en su nombramiento con el deliberado propósito de hacer ostensible que Camacho quedaba habilitado para ser postulado, consistió en especificar su puesto sería honorífico, sin goce de sueldo.
[3] El PCD apenas alcanzó el 0.6% de los votos y perdió el registro.

CARTA ABIERTA DEL PPS DE MÉXICO A ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

 Muy apreciado señor:
El domingo 2 de octubre usted declaró con claridad y franqueza que no podría ser candidato si no cuenta con el respaldo de las fuerzas progresistas del país, puesto que jamás pasaría por encima de sus ideales y principios, que es lo que estima más importante en su vida.

Saludamos y respetamos esa declaración suya, y le decimos, que en el caso del Partido Popular Socialista de México, nombre que ostenta hoy en día la organización política que fundara y dirigiera el extraordinario mexicano universal, Vicente Lombardo Toledano, todos quienes militamos en él somos también hombres y mujeres de principios e ideales, los que ponemos por encima de cualesquiera otras consideraciones.

Respecto a su candidatura a la Presidencia de México, le decimos que hace más de un año decidimos apoyar a usted precisamente sobre el sustento de nuestros principios e ideales y sin que vaya de por medio búsqueda alguna de puestos de elección popular o de designación para ninguno de nuestros dirigentes ni cuadros. No aspiramos a candidatura alguna, lo hemos hecho público muchas veces y lo reiteramos hoy. Y desde entonces, venimos contribuyendo en la medida de nuestras posibilidades a construir un amplio frente donde concurran múltiples organizaciones, con el fin de llevarlo a usted a la jefatura del Poder ejecutivo de la Nación.

Como lo hemos hecho público, lo apoyamos porque en los compromisos públicos que usted ha formulado se plantean elementos que desde el punto de vista de nuestras convicciones son indispensables para empezar a revertir los terribles daños que treinta años de políticas entreguistas a los intereses del imperialismo y de magnates inescrupulosos locales han traído a la Patria Mexicana y al pueblo. Lo apoyamos por eso, por sus compromisos, que son de tal naturaleza que ningún otro aspirante a la presidencia los ha formulado, de contenido semejante.

Por eso, también le queremos expresar con claridad y franqueza que en modo alguno apoyaríamos a ninguno otro de los personajes que aparecen en la contienda pública por la presidencia, ni los que la buscan por el PRI o por el PAN, neoliberales todos, cortados con la misma tijera, ni quien además de usted quiere tenerla por el PRD que, aunque se diga de “izquierda” en modo alguno respalda serlo con sus planteamientos programáticos ni con su conducta diaria, como tampoco con el tipo de alianzas que viene construyendo; a menos que rebajemos el contenido conceptual de la palabra para que todo quepa en ella. El no apoyar a ningún personaje así, también en nuestro caso es un asunto de honestidad y congruencia.

Al recoger el pulso de numerosas, diversas agrupaciones del pueblo y del pueblo no organizado todavía, percibimos una posición semejante a la nuestra, como también lo palpamos en decenas o centenares de miles de integrantes del MORENA, organización que nosotros vemos con pleno respeto y simpatía. Observamos con claridad que el apoyo a usted proviene sobre todo de fuerzas populares y de la verdadera izquierda, aunque no de la izquierda “light”, siempre dispuesta a pactar con la derecha más reaccionaria y entreguista de México. 

Por eso, señor, nos preocupa sinceramente el asunto de las encuestas que han de decidir quién está “mejor posicionado”, porque sabemos que las encuestas pueden ser muy engañosas, dependiendo de muchos factores: con qué metodología y quién las levanta; a quiénes se consulta y a quiénes se ignora, deliberada o circunstancialmente; qué organizaciones mediáticas estén en condiciones de manipular la opinión, a veces de sectores numerosos de la población; qué fuerzas de la derecha, aliadas de la “izquierda light”, puedan movilizar opinantes o votantes, según el caso, con el fin de distorsionar los resultados, y mil detalles más. Todo esto porque la candidatura no se va a dirimir entre dos personas que ostenten los mismos ideales, que enarbolen los mismos principios ni que hayan venido construyendo y formulando los mismos compromisos, sino que en este caso, más allá de la amistad personal que pueda unir a ustedes, las diferencias son enormes. De tal manera, las fuerzas interesadas en “cargar los dados” en las anunciadas encuestas, no nos cabe duda que son las mismas que ya en ocasiones anteriores actuaron contra usted y contra otras candidaturas avanzadas en momentos clave.

Para nosotros, y estamos seguros que para un numerosísimo sector de nuestro pueblo, sería verdaderamente lamentable que le arrebataran a usted una candidatura que alienta esperanzas de iniciar el camino hacia la reconstrucción del país, en favor de los trabajadores y el pueblo, y quedaran en la contienda sólo elementos neoliberales con diversos matices. Con todo respeto, señor, este no es un asunto que se circunscriba a su persona, sino que atañe a millones de mexicanos.

Esperamos que quienes lo representen a la hora de dirimir y organizar este espinoso proceso de medición de posiciones, sepan estar a la altura del desafío y esperamos que usted confirme su candidatura, vuelva a ganarle a la mafia del poder y encabece junto con el pueblo la transformación del país.

El Comité Central del Partido Popular Socialista de México.